domingo, 2 de diciembre de 2007

Reportaje

Después de cinco siglos de resistencia
LA REPRESIÓN DEL ESTADO CHILENO A LA NACIÓN MAPUCHE

El pueblo mapuche lleva sufriendo 466 años de asedio. Sus invasores han cambiado de nombre, de bandera y de armas. Pero la misma función de Alonso de Reinoso, quien ordenó la ejecución de Caupolicán en 1558, la cumple hoy Belisario Velasco, ministro del Interior de la República de Chile.

La lucha de los indígenas es la misma: la recuperación de sus tierras y la autonomía sobre su territorio. La coyuntura es diferente. El Estado chileno, tras la modificación de la ley 18.314, conocida como Ley Antiterrorista, ha encarcelado a varios dirigentes por delitos como quemas de fundos y tomas de terreno que, sin esa ley, serían considerados delitos normales, con penas mucho menores. Esto le da a los prisioneros mapuche la calidad de presos políticos.

Desde el 12 de octubre de este año, José Huenchunao, Patricia Troncoso, Héctor Llaitul, José Millalen y Jaime Marileo, prisioneros políticos mapuche en la Cárcel de Angol, se encuentran en huelga de hambre exigiendo el desprocesamiento de sus causas, la desmilitarización de su territorio y la autonomía por la que han luchado desde 1541.

El 21 de noviembre, familiares y amigos de los presos políticos iniciaron una huelga de hambre indefinida y paralela, en la Catedral de Cañete.

Los reclusos han sufrido una baja de peso de entre 15 y 20 kilos. Por este motivo, la Gendarmería Regional de la Araucanía, interpuso la semana pasada un recurso de protección en el Tribunal de Temuco, con el fin de que depongan la huelga de hambre, por ser un atentado contra sus vidas.

La represión en el sur

La organización de los mapuche en sus territorios es colectiva. Se dividen en comunidades que conviven en un territorio cuyos límites físicos han sido demarcados por cercos que instalan privados para separarlos de sus fundos. O empresas mineras y forestales, con la misma intención.

Pero el territorio que han “ganado” en Chile no ha sido suficiente para ninguno de los actores capitalistas anteriormente mencionados. Por eso, la expansión ha conllevado la reducción de tierras a los mapuche. Las llamadas “comunidades en conflicto” son aquellas que han sido vueltas a invadir, esta vez por las empresas madereras o mineras. Los privados corren sus cercos y limitan cada vez más el espacio nativo de los indígenas.

Para defender esta usura está la policía. En agosto de 2004, por la reocupación mapuche de los fundos Poluco y Pidenco, de propiedad de la empresa forestal Mininco S.A., fueron sentenciados a 10 años y un día, los prisioneros políticos en Angol.

Un caso de represión que marcó un hito en la lucha de los mapuche en los últimos años fue el asesinato de Alex Lemún en noviembre de 2002, joven mapuche muerto a manos del mayor de Carabineros, Marcos Treuer, durante una protesta contra la misma empresa que ocupaba los terrenos por los que fueron sentenciados los 5 presos políticos en huelga de hambre, la forestal Mininco.

El primero de noviembre de este año, Fuerzas Especiales (FF.EE.) de la policía ingresó a las tierras de Temucuicui, en la comuna de Ercilla, una de las comunidades en conflicto. En el hostigamiento a los mapuche, dispararon una descarga de perdigones que hirió en el tórax y las piernas al menor Patricio Quiepul Millanao, de tan sólo 10 años.


Carabineros, a pesar de haber reconocido en algunos casos su autoría en estas injusticias, no ha castigado a ninguno de sus miembros. Y la represión continúa. Los beneficiados: empresarios chilenos y extranjeros, con intereses en la producción maderera o mineral de los territorios ancestralmente mapuche.

La represión en Santiago

El mismo día que se interpuso el recurso de protección para terminar con la huelga de hambre en Angol, en Santiago se realizó una concentración a la que acudieron más de un centenar de personas.

“Fin a la ley antiterrorista. Fin a la criminalización de la protesta social. Libertad a los presos políticos mapuche y chilenos. Ninguna lucha sin solidaridad” era la consigna de la marcha, que se iniciaría en el Cerro Santa Lucía, llamado Cerro Huelén por los indígenas.

A partir de las 19.30 se empezó a reunir la gente, tanto mapuche como chilenos; estudiantes, oficinistas, obreros. Una considerable cantidad de mujeres, niños, ancianos y ciclistas participaba del acto. Los indígenas realizaron un emotivo ritual, mientras la policía comenzó a sitiar el lugar, rodeándolo con piquetes de FF.EE., carros lanza-agua, carros lanza-gases, camiones y buses de Carabineros.

Un dirigente mapuche, que no quiso dar a conocer su identidad “por razones de seguridad”, ante nuestra pregunta sobre el motivo de la marcha y la situación actual del pueblo mapuche, manifestó: “Las comunidades mapuche son asediadas día a día por policías que de tanto armamento y despliegue parecen militares. Nuestros hijos no pueden ir ni tranquilos al colegio, porque son interrogados por carabineros. Hoy muchos mapuche están clandestinos y son perseguidos por dar la cara y por enfrentarse a un Estado que defiende intereses capitalistas. Eso transforma a Chile en un país capitalista y torturador. Nuestra lucha es la reivindicación de lo mismo por lo que luchó Leftraru, Kallfulikan, Alex Lemún y todos los mártires de la nación Mapuche”.

Una vez terminado el acto, los dirigentes instaron a todos los manifestantes a avanzar hacia la Alameda, donde esperaban ávidos un carro lanza-agua y uno lanza-gases. Gritando “Liberar, liberar al mapuche por luchar” se instalaron por unos segundos en medio de las calzadas norte de la principal avenida capitalina, desplegando un lienzo bilingüe que decía “Neiküm tripatupe taiñ pu weichafe fewla” (“Libertad a los presos políticos mapuche ahora”).


Aquella fue la mínima provocación que la policía esperó para actuar, luego de haber amedrentado a los manifestantes con su desmedido despliegue. Detuvieron primero, selectivamente, a los mapuche que se habían alcanzado a tomar brevemente la calle. Luego, todos los militarizados policías de FF.EE. que rodeaban el lugar comenzaron a detener a toda persona que habían reconocido en la manifestación, también de manera selectiva, pues quienes vestían prendas indígenas o punks eran los primeros y más violentamente aprehendidos.


No sólo las 10 ó 15 personas que alcanzaron a detener por escasos segundos el tránsito de la Alameda sufrieron la brutalidad de la represión, sino todos los transeúntes que lloraban por efecto de los gases, mientras sus ojos ardían. Eso sucedía incluso a dos o tres cuadras de la Alameda, por avenida Santa Rosa. En total hubo 33 detenidos, entre ellos 2 menores de edad. Todos fueron llevados a la Primera Comisaría y citados a declarar por “desórdenes en la vía pública”.

Silencio gubernamental

Después de cubrir la reprimida manifestación, La Protesta envió un correo electrónico al Ministerio del Interior para obtener su versión. Hasta el cierre de esta edición, no recibimos respuesta.

Este acto de silencio se suma a la larga mudez, casi agónica, que el gobierno de Michelle Bachelet ha sostenido respecto de la situación mapuche. Después de declarar la presidenta que “en Chile no existen presos políticos”, no se ha vuelto a hablar en los medios tradicionales del tema.

Pese a que había reporteros en la marcha del 21, en ningún medio masivo salió la noticia. Ni el ministro de Interior, Belisario Velasco, ni el subsecretario Harboe se han referido al tema tampoco.

La lucha mapuche y las luchas sociales

El grupo de jóvenes “Encuentro por la Libertad” es un puente que une la causa de la autonomía mapuche y de la liberación de sus presos políticos, con otras luchas sociales, como la estudiantil, la de los deudores habitacionales o la de los antimilitaristas.

Por la represión que también sufren sus miembros, prefieren mantenerse en el anonimato. “La relación de las luchas sociales con la de los mapuches confluye en el carácter anticapitalista”, nos dice uno de los jóvenes. Y agrega: “Pero eso no quiere decir que vayan a estar con nosotros en todas nuestras luchas, ni en la de los secundarios contra la educación de mercado, ni en la de algunos gremios por mejorar sus condiciones de trabajo, porque ellos tienen una cosmovisión diferente que es incompatible con el carácter de nuestras luchas”.

Por eso es que los anarquistas son uno de los grupos que más apoya la causa mapuche, porque hallan en la existencia del Estado la fuente principal de la represión.

Al menos, hasta ahora, además de algunos grupos paramilitares de terratenientes que se articularon contra la Coordinadora Arauko-Malleko (CAM) en los 90, no se conoce que otros empresarios hayan defendido por su cuenta sus intereses en las zonas en conflicto.

Hoy el principal instrumento de represión a los mapuche es la policía de la República de Chile. Entonces la razón parece haberla hecho canción Violeta Parra hace 44 años, cuando decía: “Arauco tiene una pena más negra que su chamal / ya no son los españoles los que les hacen llorar / hoy son los propios chilenos los que le quitan su pan”.

(Por Pablo Inostroza)
(Fotos: http://santiago.indymedia.org)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pablo, felicitaciones por el reportaje. Me permito replicar acá un comentario que le hice a un amigo mío de nombre Mario...
Me llamó gratamente la atención tu claridad para exponer los temas y la excelente redacción... respecto de los mapuches, coincido en varios aspectos con aquello de "arauco tiene una pena"... el problema que no sólo es la pena de arauco... también la de los pobres de nuestro país.
Te saluda Mauricio.

PD: también me llamó la atención que entre tus artistas preferidos no apareciera Silvio Rodríguez Domínguez... más aún considerando el sacrificado viaje a Talca perpetrado el domingo pasado, a merced de un chofer de cuyas manifestaciones conductuales (me refiero al manejo del vehículo) no tenías antecedentes previos...

Anónimo dijo...

querido amigo pablo:
en casa de tu padre y en una grata reunión con el y con rosita hemos leido una vez más uno de tus interesante artículo, que a la vez
lo hemos comentado. Supongo que recuerdas cuando tuve una breve conversación contigo en el depto de Mario. Esto, solo para señalarte que, a pesar de lo poco que te conozco en lo personal, mediante tus artículos, apreciaciones y puntos de vista, me he formado una muy buena opinión de tu personalidad juvenil y que no me cabe duda alguna,con el tiempo se irá fortaleciendo. Te felicito de verdad por tu forma ágil,valiente y definida de enfocar problemas de tanta importancia y actualidad, no tanto políticas como humanas(aunque como dijera Trosky, como si lo político no fuera una manifestaci{on profundamente humana). Te agrego Pablo que para una persona como yo, abogado y con hartos años más que tu de vida, es un inmenso agrado constatar que jóvenes como tu lo hacen a uno pensar y creer firmemente que Chile está salvado al multiplicarse elementos jóvenes como tu, quienes están llamados a corregir y modificar los errores de quienes te antecedieron.
Finalmente te comunico mis mejores deseos de pleno éxito en tu futuro y que no me cabe duda alguna que llegarás muy lejos con tu forma de pensar y tus valores que sé muy bien de donde vienen.
Te saluda con todo afecto
Armando......
solo me queda a mi, Rosita Moscoso, por agregar que tu compromiso por los más desposeidos se mantenga y nos animes a luchar por ellos....
Sé prudente y cuidate.....
un abrazo de Armando y Rosita