lunes, 3 de diciembre de 2007

Editorial

Diferenciamos la sociedad entre explotadores y explotados, en un concepto dialéctico que ha sido el motor de toda la Historia. Nos ponemos del otro lado de la línea, junto a los oprimidos, los que tienen que trabajar largas horas al día, para sobrevivir en condiciones oscilantes, entre comodidades y dificultades que se intercalan en el juego competitivo del libre mercado. Nos ponemos del lado de los que pagan durante diez meses lo que usan por uno.

En el sistema en que vivimos, contínuamente estamos cumpliendo funciones y labores para distintas personas u organismos, olvidando nuestra esencia que es ser individuos libres. La coerción de la libertad en nuestra sociedad no sólo es la prisión y la represión; también hay restricciones implícitas en la rutina. Trabajar cinco o seis días para descansar sólo unas horas. Trabajar once meses de un año para comprar productos tecnológicos que relativicen las dificultades.

Mientras, "otros" se ven beneficiados con la explotación de los de este lado. Burgueses o proletarios, quizás ya no sea la diferencia léxica más correcta. ¿Acaso los oficinistas, los médicos del servicio público, los profesores, no son obreros, lo mismo que un albañil?

Esperamos, mediante la difusión noticiosa de los sucesos generalmente obviados, la apertura mental y la concientización de los trabajadores, de los estudiantes, de los hombres y mujeres comunes y corrientes que se encuentran cansados de la presión de vivir cada día al límite, cumpliendo tareas para recibir migajas. Los que, hastiados de conformarse con lo que nos ofrecen "benevolentemente" los empresarios y el gobierno, pretenden una sociedad más justa, más igualitaria, en que todos los componentes de nuestro entorno, asumiendo nuestras diferencias, nos entendamos como seres iguales y se equiparen nuestras condiciones sociales a nuestras condiciones naturales.

(La protesta)

1 comentario:

Israel Sánchez dijo...

En épocas pasadas a los esclavos se les debía dar de comer, un techo para vivir y ropa para abrigarse.
Hoy en día, cada uno debe costearse su techo, ropa y comida para poder vivir decentemente.
No se exactamente que sucede en la sociedad de hoy en día, pero mientras más uno se involucra, más se esclaviza, aliena y contamina.

Es bueno leer que gente está pensando en lo mismo.

Saludos cordiales,
Un peregrino más de esta pseudo realidad en busca de respuestas que parecen espejismo que se alejan cada día más, o Israel Sánchez.