lunes, 3 de diciembre de 2007

Crónica

Por casi todo el día se extendió el encuentro con los presidentes.

EL CALUROSO CIERRE DE LA "CUMBRE DE LOS PUEBLOS"


Paralela a la Cumbre Iberoamericana que reunió a los presidentes de los países de América Latina con los representantes de España, Andorra y Portugal, se desarrolló la Cumbre por la Amistad e Integración de los Pueblos Latinoamericanos, que tuvo su cierre el sábado con un acto en el velódromo del Estadio Nacional. A la cita asistieron los mandatarios Hugo Chávez de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua, y Evo Morales de Bolivia; además del vicepresidente de Cuba, Carlos Lage.


Las personas comenzaron a llegar hasta el recinto de Ñuñoa a eso de las 10 de la mañana y no pararon de entrar hasta altas horas de la tarde. El acto comenzó casi al mediodía con demostraciones culturales de grupos artísticos de los países vecinos que fueron llegando poco a poco junto con las delegaciones. El público se repartía, mientras unos veían los shows, otros recorrían los distintos puestos instalados en las afueras, que ofrecían comida, bebidas, libros, películas, música, ropa, posters y banderas a módicos precios.

Distintos grupos de danza fueron los encargados de abrir el acto cultural, mientras las tribunas se iban llenando poco a poco de banderas, carteles y lienzos cargados de consignas o simplemente mostrando los símbolos y colores de las organizaciones presentes.

Los grupos musicales de todos los estilos y países siguieron pasando, mientras terminaban de llegar los dirigentes y representantes de las distintas organizaciones de toda América Latina, que fueron ubicados en un sector preferencial cerrado al público general, ubicado justo en el frente del escenario.

Los números artísticos principales comenzaron a eso de las dos de la tarde, con la presentación del trovador chileno Francisco Villa, seguido por el cantautor cubano Santiago Feliú. El cierre estuvo a cargo del grupo Sol y Lluvia, que encendió el ambiente e hizo saltar al público con sus canciones más conocidas, mientras que se instalaban en el escenario las sillas para los invitados principales y el podio donde hablarían los presidentes.

Terminó la música y los distintos invitados fueron pasando al escenario, anunciados por los animadores. El presidente del Partido Comunista Guillermo Teillier, el senador PS Alejandro Navarro, y el recientemente electo presidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo fueron los más aplaudidos por el público. Distinta suerte corrieron el presidente de la FECH, Giorgio Boccardo, y distintos personeros del Partido Socialista, que fueron pifiados por los asistentes al evento.

El momento más esperado

Todas las personalidades estaban apostadas en el escenario, pasaban los minutos y la caravana de los presidentes no daba señales de acercamiento al coliseo de Ñuñoa, mientras que los animadores intentaban hacer tiempo haciendo mención a las organizaciones presentes. El ambiente denotaba una espera tensa, hasta que los guardias comenzaron a correr, los guardaespaldas oficiales, vestidos de terno y corbata comenzaron a moverse de un lado a otro con desesperación, las personas escalaron la pista del velódromo ágilmente para sujetarse de la pequeña reja de arriba. El murmullo se hizo gritos; llegaba la comitiva que traía al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, y al mandatario de Venezuela, Hugo Chávez.

Los animadores anunciaron a los entrantes y el velódromo se llenó de aplausos. Pasó un rato y los tres salieron al escenario para ser vitoreados por el público durante varios minutos, desahogando en parte las horas de espera. Luego de puños en alto y aplausos, Chávez y Ortega tomaron asiento para dejar en el podio al cubano Carlos Lage.

Durante el discurso, el vicepresidente criticó duramente al actual modelo económico y a la política de EEUU, afirmando que “ya estos no son los tiempos del neoliberalismo, donde el Fondo Monetario, las transnacionales, el consenso de Washington, y todos esos inventos macabros decían lo que había que hacer en América Latina. Decían que las leyes ciegas del mercado permitirían el desarrollo, pero ya han pasado más de veinte años y doscientos millones de latinoamericanos viven en la pobreza”.

El bloqueo económico del cual es víctima Cuba también fue un tema importante en las palabras de Lage, resaltando la última votación de las Naciones Unidas, en la cual 184 países votaron en contra de la medida impuesta por Estados Unidos. Sin embargo dejó en claro la decisión cubana de no darse por vencido, expresando a modo de metáfora lo siguiente: “Dicen en Cuba que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, pero yo digo aquí, que si el bloqueo dura cien años, habrá un pueblo que lo resista”.

El representante del pueblo cubano terminó su discurso ovacionado por las cerca de 5 mil personas que había a esas alturas en el velódromo. Luego le tocó el turno al mandatario nicaragüense Daniel Ortega Saavedra, que mostró un estilo distinto en el podio, más pausado y fraternal con el público, y que se refirió a la actualidad de los movimientos sociales, la necesidad de nuevas instancias para la unidad de los países latinoamericanos y la importancia de Venezuela como referente para los pueblos.

“No les gusta a los europeos que se les diga de esa manera, pero la verdad es que ellos son los padres de ese instrumento perverso que es el neoliberalismo; son los padres del Fondo Monetario, que no es más que un instrumento de esas capas dominantes, que crecen a costa del empobrecimiento y la miseria de los pueblos de África y América Latina”, sentenció Ortega, dejando constancia de que Estados Unidos no es el único país imperialista.

Una de las propuestas de Ortega que causó revuelo durante la Cumbre fue la de disolver la Organización de Estados Americanos, de la cual también se refirió en su discurso. “Ahora en la Cumbre Iberoamericana yo proponía y propongo, lo mantengo, que ya enterremos a la OEA, que ha sido un instrumento de los yanquis, y fundemos nuestra Organización de Estados Iberoamericanos y Caribeños (...) ¿Qué tienen que ver nuestros intereses con los de los yanquis? Si nosotros nos unimos ¡vamos a ser más fuertes ante los yanquis, ante los europeos, ante los poderosos!”.

Otra vez los aplausos. Se retira a su asiento Daniel Ortega y llega el turno del presidente venezolano Hugo Chávez. Apenas se puso de pie, comenzó una larga ovación por parte del público. La intervención de Chávez se extendió por casi dos horas, destacándose el humor que lo caracteriza, la invitación a una anciana que portaba un retrato de Salvador Allende y Fidel Castro a subir al escenario, y la llamada por celular que recibió de éste último mientras hablaba.

“América huele a libertad, huele a pueblo libre, huele a parto, porque hay un parto en este continente, el parto del nuevo siglo, de la nueva era”, dijo el Comandante al referirse a la situación actual de nuestro territorio. Luego recordó su estadía en Cuba, el golpe de Estado en Venezuela y en Chile, hablando sobre Allende. “Yo he visto las imágenes, él se puso el casco y una ametralladora en la mano, para nada el hombre tenía intención de suicidarse, porque él salió a combatir por los pueblos de nuestra América, murió por la vida, murió por el futuro”.

Mientras seguía con su discurso, Chávez recibió de Lage un teléfono celular, que resultó estar conectado con Fidel Castro, que llamaba desde Cuba. Al mismo tiempo llegaba al velódromo el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Chávez criticó duramente a la empresa privada, sentenciando: “A la empresa privada, si no le da ganancia capitalista, buena ganancia, se olvidan de las necesidades de los pueblos (...) Estamos convencidos de que el único camino que le dará bienestar a nuestros pueblos es el camino del socialismo. Socialismo bolivariano, socialismos latinoamericanos, con las particularidades de cada país”.

La intervención de Chávez terminó resaltando las experiencias de Bolivia, Cuba y Nicaragua, recordando a figuras como el Che Guevara, Tupac Katari, Simón Bolívar y Salvador Allende, y abogando por la unidad de los pueblos. El aplauso cerrado de los asistentes se extendió por varios minutos, llegando el turno de Evo Morales para hacer uso de la palabra. Fue recibido con el grito al unísono del público “¡Mar para Bolivia!”.


“Siento que en América Latina se gestan democracias liberadoras, democracias que apuestan por la soberanía. Antes habían democracias sometidas al imperio, democracias al servicio de las oligarquías”, fue una de las frases de Morales, quien resaltó el proceso que vive su país y los problemas que conlleva impulsar reformas profundas en democracia. Además homenajeó al pueblo de Cuba y a Fidel Castro, junto con las menciones a Chávez y a la solidaridad del pueblo chileno.

“Ahora yo puedo comprender que la política es la ciencia de servir al pueblo y no de servirse del pueblo”, fue parte de la explicación del mandatario boliviano de lo que es ser un buen político, mientras que en el plano de la situación de su país recalcó: “Este proceso de cambio y estas transformaciones son imparables, no van a poder detenerlas. Ni los grupos de poder de mi país ni los europeos. Ellos nos denigran en público y tratan de impedir que podamos defendernos”.

Al término del discurso de Morales, él, junto con Ortega, Lage y Chávez, acompañados por las personalidades del mundo social chileno, procedieron a entonar la canción “El pueblo unido jamás será vencido”, que fue coreada con el puño en alto tanto por los mandatarios como por todo el público asistente. En la retirada, los presidentes fueron despedidos por un gran tumulto de personas, que les entregaron regalos y los saludaron con fervor.

Así finalizó el acto de cierre de la Cumbre de los Pueblos, con una cantidad de personas menor a la esperada, pero con discursos que darán que hablar durante los próximos años. Fueron más de ocho horas de música, baile y política, que terminaron con la retirada pacífica del público al atardecer.

(Por Mario Arredondo)

(Fotos: http://www.emol.com)

No hay comentarios: